cabida en aquella relación, me limitaba a observarles y veía cómo, por debajo de los detalles de seducción que ella dirigía a mi hermano, se entregaba en cuerpo y alma a otro juego muy diferente. Aún recuerdo con claridad la que fue nuestra última excursión. Beneseretrasaba,entretenida,comodecostumbre, en preparar complicadas meriendas. Llegué a pensar que lo hacía deliberadamente, que tenía un interés especial en que se nos hiciera de noche en los eucaliptos. Pues ella