fuentecilla que, imperturbable a las pasiones de los humanos, seguía derramando su agua en el centro. Pero, de pronto, Jano se olvidó de Betina; se olvidó de sus propias pasiones y de su historia, de su pasadoydesupresente.Elvinoquehabíabebido en exceso seguía produciendo en él sus efectos y se puso a vagar, de aquí para allá, por el patio, entre los jóvenes. Fue durante una de estas vacilantes idas y