Ahora era lo otro, era Dilia después, de nuevo el deseo pero de este lado, la voz de Dilia llegandome desde el salón, las risas de Dilia y de Niágara que debían estar tomandole el pelo a Alfonso por sus celos estereotipados.Yaeratarde,bebimostodavíacoñac y nos hicimos un último café, desde arriba llegó el llanto del bebé y Dilia subió corriendo, lo trajo en brazos, se ha mojado todo el muy cochino, lo