Todavía... No obstante, dijo al chico: --Sirveme más --y le extendió el vaso vacío mientras era perfectamente consciente del infortunio a que iba a conducirle el movimiento incontenible de su mano. Genoveva no contestó al hijo. Persistía en su silencio, yJuliánbebiósinmiedo,entregadoalarabiosa libertad de decir todo aquello que pasara por su mente, sin precauciones delicadas, sin eufemismos aprendidos. --¿Por qué acusas a tu padre? --preguntó Julián al