, los troncos eran una gran brasa palpitante. Genoveva parecía tranquila. La revelación del propósito de David había sonado absurda y lejana: «Vendré a morir un día...» --No tuvo tiempo --dijo secamente--. No tuvo tiempo de llegar hasta allí para morir. Juliánbebióuntragodecoñacyregresóalrecuerdo de la botella vacía, a su insistente musiquilla..., ils chantent pour les filles qui n'ont pas de mari... Quizá sí, quizá eran las notas de aquella canción... Él se había