Texto contextualizado: |
al bolsillo, me despedí de Cándida, retiré de nuevo el tocador, abrí la puerta, salí y bajé hasta el tétrico callejón. No pululaban los taxis por aquellos andurriales. La calle del Gaseoducto no se llamaba así por un capricho de las autoridades municipales o de quienquiera que bautice las calles, que a este respecto nunca he tenido las ideas muy claras. En las tapias había unas letras de molde que decían : PROHIBIDO FUMAR. Ratas muertas festoneaban la calzada. Encontré |
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