era guapa. Pero me vigilaba en los espejos, bajo distintas luces, y no conseguía ver más que la cara de siempre. A veces, cuando regresaba por la carretera, ya anocheciendo, te adivinaba impaciente ante la cancela, esperandome. Aunque tú siempre mementías,balbuceandoconpocohumorquehabías salido a dar un paseo, yo sabía que me espiabas. Pero no me importaba. Una vez te acompañé a dar una vuelta. Ya era de noche y un silencio tenso se impuso entre nosotros