ni en sueños, por lo visto, podía oír sin ponerme enfermo la palabra precio -ni las de costo o tributo- aplicada a las empresas históricas, al progreso o a la civilización, lejos de agradecer la concesión, me atrevía, por coraje o por venganza, bajandolavistaalsueloysinalzarlavoz,adeclarar:"Amí,sinceramente, esto no me gusta". Y a esto el teniente me respondía tan sólo con un movimiento de cabeza como el de asentir, pero más corto y lento, y que significaba algo así como enterado, entendido o ya comprendo, ese asentir