.- ¿Por qué no me buscaste? MIRIAM.- ¿Para qué? VICTOR.- Pues no sé... ya ves...yo he venido. MIRIAM.- Sólo hubiera faltado que me hubiera presentado en tu despacho para decirte que estaba deshecha porque no podíabailarenuncabaret. VICTOR.- ¿Y qué hiciste? MIRIAM.- Nada. Sentarme a llorar, abrazada a la muñeca, como un náufrago... Yo creo que no me quedó en el