de un alma femenina y mantenida en invernadero, al toparse con las crudas exigencias del sexo. Y la esforzada labor de la novia decente era, desde entonces, frenar los excesos de pasión de él, no permitirle que le dijera cosassubidasdecolor,niquebailarademasiadoapretadonique la quisiera llevar de paseo al atardecer a parajes demasiado solitario Era una lucha difícil y que a veces duraba años, porque los noviazgos de la postguerra solían ser muy largos. Y había que