cambio ellos la evitaban, ¡puercos alemanes! Rodeaban su ladera mirando asustados hacia arriba; sabían que estábamos allí, pero no se atrevían a subir. En la montaña estaban perdidos... Y también en la niebla, ésa que aquí es siempre sucia yallíesblancaybailadespacio.Nosabíanverdentro de ella. Disparaban contra árboles creyendoles partisanos y así nosotros les atinábamos mejor. La niebla, ideal para el golpe de mano... ¿No la ves? Te lo dije: