anunció desde Sevilla que abuela, tu madre, se estaba muriendo. Enseguida os fuisteis mamá y tú, para no volver nunca más los mismos. Cuando regresasteis veníais pálidos y vestidos de negro, enlutados en cuerpo y alma. Tú te alejaste aún másdelosdemás.Dormíassiempreentuestudioy,a veces, incluso comías allí, a deshora. Mamá se encerró en su habitación y no a dormir, pues fue entonces cuando comenzaron sus largos insomnios, sino a llorar y a