tú habías adivinado que yo iba a ser una niña. Creo que por aquellos años yo adoraba todo cuanto venía de ti, y no sólo aquella fuerza mágica que poseías. Nunca olvidaré la emoción que me hacía saltar en la carretera,ocorreratuencuentro,cuandotedivisabaa lo lejos, avanzando lentamente en tu bicicleta, como un puntito oscuro que sólo yo reconocía. Venías de dar tus clases de francés en el Instituto. Por ese motivo vivíamos allí