el maletín. ¿De acuerdo? --De acuerdo --dije yo. Y a don Plutarquete, muy por lo bajo--: ¿Se ve usted con ánimos para cargar a María Pandora? --Creo que sí --Pues cojala en brazos y preparese para echar acorrer. --¿Y usted? --Pierda cuidado. La compuerta metálica se abrió una vez más y en el vano se recortaron las siluetas de dos matones de elevada estatura y anchos hombros