claudicar incluye y abraza ya, desde el primer momento, como en imaginación anticipada, aun el riesgo más cierto de fracaso y de derrota. En materia absoluta, como es la de la tortura, irreductiblemente trascendente y heterónoma respectodecualquierfin,interésoconveniencia,nolecabealaacciónde Estado más opción moral que la de una incondicionalidad previa y total en la resolución de apurar este trago hasta las heces, pues en la suma iniquidad no hay otro grado que el superlativo, y ya aun la más mínima,