propuestas de inversión, ofertas de valores y ruegos desgarradores, y salvamos el trecho que nos separaba del confín opuesto a aquél por donde habíamos entrado en la sala. Llegados al cual sacó Pebrotines una tarjeta perforada del bolsillo interior de la americana, la metió en una ranura ysecorrióunpañodepareddejandofrancoel paso a un corredor en tinieblas por el que nos adentramos hasta desembocar en un recinto o celda de paredes acolchadas e iluminado por potentes focos. --