Texto contextualizado: |
te, no está nada clara y me resulta incluso confutada en un punto concreto por una de las actuaciones estelares de Wojtyla. En efecto, aprovechando un auditorio para el que el trabajo no se opone al ocio, sino al paro, el Santo Padre deroga la maldición divina, anunciandoles a los obreros mexicanos que el trabajo ya no es una maldición, sino una bendición. Poco hay, ciertamente, de conocimiento utilizable en tener el trabajo por una u otra cosa: apenas si es una palabra, un signo, una actitud. Pero una actitud desde la cual el cristianismo podía |
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