invitó a sentarnos a su diestra en la mesa alargada que ya habían ocupado con notable avidez los demás monjes, y uno de ellos se ausentó unos segundos para regresar con una fuente en la que había siete zanahorias crudas. --Nuestra colación --nos explicó el padre prior-- correparejaconnuestraexiguavitalidad.Sihubiera sabido que íbamos a tenerles con nosotros, habría dicho que pusieran otra zanahoria. Tendrán que conformarse con lo que hay. --Lo