, se fortificaba en mí la convicción de que nunca como ahora, en una guerra en la que se enfrentaban tantos pueblos, habían tenido que oponerse las fuerzas que defendían el bien de la humanidad y los derechos del hombre a unatanmalvadaconspiración,conlaquenocabíaaceptarcompromiso alguno. Ya que no podía pensarse en un mundo humano hasta la completa destrucción de las fuerzas del Eje, esta guerra fue para mí una cruzada...". Es evidente aquí hasta qué punto no es sino la imperiosa exigencia de