Texto contextualizado: |
bolsillo de un muñeco encapuchado y rociado de sangre para prestarle una ilusión de vida no menos fantasmagórica que el leve, ficticio y pasajero rubor que cualquier truculenta historia de vampiros haga surgir sobre el rostro de un cadáver. La realidad alcanzada por la Causa resulta, pues, de arrimar a su nombre, por fuera y desde fuera, un cuerpo de hechos, que serán hechos de sangre, no por ninguna circunstancia específica, sino tan sólo por su extrema resistencia a toda impugnación, un cuerpo tan pesado, tan efectivo e indiscutible como la irrestañable |
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