al supremo combate escatológico del Apocalipsis (contrapunto y antecedente cristiano de la "Lucha Final" del himno comunista, que todo hay que decirlo). Pero, en tal caso, ¿a qué esperan los hijos de la luz? ¿Cómo se atreven acontemporizartratandodeamañarunainicuaconvivenciaconelpoder de las tinieblas? Su divina misión, ¿no les obliga a poner la Causa del Señor -y Señor de los Ejércitos- por delante y por encima de todo riesgo propio, desenvainando sin más vacilaciones la espada del arcángel,