residenciar a toda la población del imperio y coronar la obra de Diocleciano, organizando la más cerrada tiranía que ha llegado a conocerse bajo el poder de Roma. Se consumaba así lo que se había prefigurado ya en la tentación delmonte:"Tedarélaciudadsimeadorares",sinquepueda,porotra parte, excluirse la sospecha de si ya el propio Jesús, entrando en Jerusalén y haciendose aclamar por hijo de David, no había cedido, aunque sea inadvertida y parcialmente, a la voz del tentador. Mas, como quiera que