los últimos y más capitales instrumentos de reserva y de defensa contra ese mundo mismo, se les impone una claudicación sin condiciones. Si esto anuncia un renacimiento espiritual contra el presente estado de las cosas de los hombres y no una vuelta de tuerca más en el mismosentidoquelasaherrojayexaspera,ellohadesertansólopara quien goce del milagroso don de conocer los inescrutables caminos del Señor, pero no ciertamente para quien juzgue por las apariencias. TIBI DABO