el fin sólo sería objeto en el sentido de "prez", de enjeu, de trofeo, de signo demostrativo de una preponderancia. El fin verdaderamente perseguido no sería lo arrancado, sino el arrancar. Y es el llamado Yo, precisamente, el singular personajequenoseafirmanisesacianisecumpleenloconseguido,sino en el propio conseguir, como no es en la pieza cobrada, sino en el abatirla, donde se colma y complace el cazador. Es preciso otorgar todo su peso a la evidencia de que la patria es rigurosamente un Yo, y el más desaforado