universo, llegando a sustentarse el propio ser de cada uno de ellos en una omnímoda voluntad de destrucción y muerte para su contrario, casi como si la esencia de uno se cumpliese solamente en cuanto negador y aniquilador delotro(osea,todoslosotros,cualquierotro),alabsolutizarseeste mors tua vita mea y transferirse a las indemudables quietudes de la eternidad no puede ya presentarse de otro modo que bajo esa forma de inmóvil repulsión, de estática e impasible enemistad, que es la incompatibilidad