hombre y cómo parece un niño cuando su destino está en manos de los demás. JACOBO.- Bien, padre Maffei... MAFFEI.- Perdonadme. El cortejo del Cardenal llenaba todo el palacio, pero Florencia está desde hace tiempo habituadaaestosacontecimientos,yyahabrápresenciado otros con más derroche. Ya os digo: ni una sombra de sospecha. Pero Lorenzo de Médicis, antes de empezar el banquete, le ha dado a Su Eminencia la información que