«¡Padre, padre mío!» Y, de repente: «Padre mío, os presento a mi amigo Montesecco.» Y el buen viejo exclama: «¡Ah, horror horror!» Y se os muere como un pajarito. MAFFEI.-Nocreoqueocurrieraeso;mipadreseconserva fuerte. Pero opino que tenéis razón, no es necesario que sepa quién sois. MONTESECCO.- Eso pienso yo. ¡Vamos, un nombre, un nombre! MAFFEI.-