poco convencional pasaje y la señora obesa esbozó un gesto de alarma. --Estoy colocando la antena de la tele --me apresuré a decir--. ¿Dónde está la toma? La señora obesa me indicó un orificio en el zócalo enelqueestuvemetiendoeldedohastaquejuzgué prudente emprender la retirada. --Voy por los alicates --dije--. No toquen nada, que se podrían picar. Bajé como un señor por las escaleras, salí a la calle