la ventana de mi cuarto. Merodeando por la misma carretera en que... En fin, por la carretera. Y decidí bajar a invitarle. Supe que era un señorito, un señorito fino, ¿entendéis?, un auténtico señorito de buena familia, en cuanto le pudecontemplaralaluz,decerca.Laotranoche,perdoname, a oscuras y con todo aquel barullo, te confundí con un perjudicao. JUAN.- (A Miguel, un poco avergonzado.) ¿Por qué no