fuga que pudiera haber concebido. Así llegamos a la calle Ramalleras y nos detuvimos ante lo que era sin duda la puerta de un almacén, a la que llamó el cojo con la puntera de la bota. Se abrió una mirilla porlaqueasomóunacara.Porfiéporlibrarmede las cuatro manos que me atenazaban diciendo así: --No malgasten su tiempo conmigo. Creo que no tengo ni vocación ni talento. Pero, claro está, no me hacían
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LIBRARI - Deshacerse alguien de algo negativo o perjudicial