La llenamos de mierda nosotros mismos. JAVIER.- Lo que intento llevar a su ánimo es que Elena no era una mujer despreciable. Su esposa... JUAN.- La nuestra. La compartíamos. Yo quizá más tiempo, pero usted con más intensidad. ¿Qué sintió cuando murió? JAVIER.- No me enteré hasta algunos días después. Una tarde, ella se despidió diciendo que sería para siempre. Le quería a usted demasiado. Yo estaba seguro de que