el Rector, le ofreció la creación de unas becas de estudio si me mantenía en la cátedra. Pero ni por ésas. Habló con el estudiante que me golpeó... ¡Je! Tendría que haber formado y arengado a un buenpuñadodeellos...«Jovencitos,nodebéisacostaroscon la mujer del profe...» (A Ramón.) Oye, por curiosidad: ¿también rezas todos los días por mí? RAMON.- Desde luego. JAVIER.