esté solo demasiado tiempo. JAVIER.- Adoro los invernaderos. ¡Son tan sofocantes y artificiales! EMILIA.- (A Adela.) Tampoco me gusta que se atormente pensando cosas que creo... que deseo creer, que no sucedieron exactamentecomoélimagina.Quisieraquepudieramorir apaciblemente. ¿Es mucho pedir? ADELA.- No, mamá. JAVIER.- Yo creo que sí. Hoy día o se muere violentamente o se revienta lleno de asco.