sin duda, su imagen más feliz y más fecunda en don Pedro Calderón: el albedrío, la verdadera libertad que elige e inventa -sea cual fuere en el hombre su medida-, domina la conducta y está sobre las obras, como el actor teatral sobre la acciónquerepresenta;unmundodehombresplenamentelibresseríaun mundo en el que las almas guardarían con respecto a su hacer y padecer un modo y una forma de deliberación e independencia comparables con los que en el teatro disfrutan los actores con respecto al papel que representan