época sufrieron la humillación de ser echadas de ellos sin más contemplaciones. El terror a ponerse en evidencia se aliaba con la noción del pecado. Aparte de eso, existía la convicción, respaldada por la sabiduría popular, de que el hombre acababa despreciando a la mujer queserendíaasusinsistentesrequerimientosdeintimidad. «El que en la calle besa, en la calle la deja», rezaba un refrán que estaba en boca de todas las madres. Hace poco me contaron el caso de un chico andaluz bastante tímido con las mujeres, que
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RENDIRI - Dejar de oponer resistencia en una lucha o competición