la pared y ambos brazos apoyados en los bordes del bidé y la bañera se encontraba a gusto. En todo caso necesitaba un pequeño descanso, sólo un pequeño descanso antes de ocuparse del cadáver. ¿Estaría aún en la sala? Quizá hubiese desaparecido. Quizá ellanohabíamuertoymientraséldeambulaba por la ciudad habría recobrado el conocimiento y escapado. El caso es que aunque no miró en la sala al cruzar, algo le produjo extrañeza. Sólo necesitaba ese