. Nos acercamos a la mesa y el que se la había apropiado miró al comisario, me señaló a mí y despejó la ambigüedad con ello causada preguntando: --¿Es éste? --Sí, Excelencia --respondió el comisario Flores. Quien a semejante tratamiento se había hecho acreedorenroscóelíndiceconquemeapuntabayse dirigió a mí mediante la palabra. --¿Sabes con quién estás hablando, hijo? --me preguntó. Yo dije que no con la