Anunziata, y si no lo es merecía serlo. Anunziata comprende que su sobrina simpatice con el viejo: son de la misma cuerda. «Simonetta» piensa, «no tiene perdón y acabará mal; salió a su padre,eldePalermo.Seguroqueyaseacuestacon ese rojo amigote suyo. En cambio el pobre viejo tiene disculpa porque se está muriendo y lo sabe, aunque más le valía estarse quietecito en un sillón, encomendandose a