he de decír? -responde agrio. Lo malo es que unos transeúntes desocupados prestan oído y el guardia se siente en entredicho. Es joven y no tolera jactancias; necesita hacerse respetar. Replica enérgico: -Porque soy una autoridad. «¿Ahorasemevaaengallarestemoceteque debería estar en el frente ? », piensa el viejo. Y replica sarcástico: -¿Autoridad? ¿De qué Gobierno? El guardia, desconcertado, se irrita