puerta. Sentí miedo de que te marcharas sin mí algún día. Te vi envejecido y, al mismo tiempo, desvalido como un niño. Me acerqué y te dije: "¿Quieres que te ayude?", sin saber muybienquépodríahaceryo.Aúnpudistesonreíry estrecharme con ternura. Entonces decidí esperar al cartero cada día. Me encargaba de recoger las cartas y colocarlas sobre la mesita del recibidor, como era la costumbre. Al
SUR:026.04
SONREÍR.1 - Reír suavemente, con el gesto pero sin emitir sonidos