por el roce de esos labios. Simonetta abre a medias la puerta, se desliza por el hueco y cierra despacio, dejando en prenda la estela de una última mirada risueña, cándidamente cómplice. El viejo oye la puerta del ascensor. Lentamente llegahastalaalcobita,dondesesientajuntoalniño, por fin dormido. En la penumbra crepuscular destaca la brasa de la mariposa enchufada por Andrea. El aire se hace cáliz para el olor lácteo y carnal de Brunettino;
SON:110.08
SENTARI.1 - Colocar(se) apoyado en algún sitio descansando sobre las nalgas