el poder condicionante del agüero y, por tanto, cuán irresponsable es poner sobre el horizonte de la patria una tal enormidad. Pero hay más todavía: nuestro atrevido augur, dando con su "ya es tarde" por concluido anticipadamente el plazo de actuacióndelalbedrío,vieneasalvardeantemanocualquierposibleresponsabil de una hipotética intervención armada, cuyo autor no sería ya más que automático instrumento de los inexorables decretos del destino; y he aquí precisamente, y servida en bandeja, la coartada moral que ni