al abuelo un sobre lacrado con el sello real y que le presentaba sus respetos con gesto marcial. Lo dibujó también vestido de gala y, mientras coloreaba el sable, llegó la abuela con su rosa diaria y un paquete de pastas o rosquillas. Antesdequetuvieratiempodesaludarlaoyóla voz del abuelo desde el pasillo. «¿Otra vez a la iglesia verdad?» preguntaba con cierta aspereza, ¿no le tenía dicho que no quería que fuera con tanta
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SALUDAR - Decir palabras de cortesía en el encuentro o despedida