los días de fiesta, con los rapaciños. Ya no distinguía si era el pandeiro lo que sonaba o era mi corazón. MONTSERRAT.- Sería el pandeiro: pasa siempre... Yo tenía una institutriz francesa. Pero algunas veces me escapaba y cuando veía ponerse el sol me ponía triste de alegría. De alegría y un poquito de pena, porque aún no estaba convencida de que el sol vuelve siempre. Es lo único que vuelve... PALOMA.- Mañana volverá,