CARMIÑA.- ¿Cada cuarto de hora? Eso no es un impuesto: es un reló de cuco. ROCIO.- (Que se sienta de pronto en el sitio en que limpió los almireces.) Entraban por ahí, arrastrando la cimitarra por los suelos. De blanco, igual que ángeles. Hasta el luto y la bandera eran blancos entonces. Todo de seda, todo de perfume: la grandeza, la vida, el poderío... Y antes, aquellos emperadores
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ARRASTRARI - Llevar por el suelo, llevar consigo al marcharse.