el crecimiento. --¿Se lo dio? --Le receté placebos, remedios inocuos. Usted sabe: aqua fontis, panis naturalis. Ya había experimentado en exceso con las glándulas de su organismo. Traté, eso sí, de acompañarlo, de confortarlo. --Me parece bien de su parte. --Pero comprenda: cierto gigantismo equivale al destierro. Para mi paciente no hay mujeres, ni cines, ni camas, ni automóviles, ni casas. ¡Los