desalentadora. «Esta vez hay que resignarse» pensó. Como quien se despide, visitó lugares de la ciudad, que le habían dejado buenos recuerdos. Una tarde entró en el Jardín Zoológico. Desde la infancia, no lo recorría. Pasó por el pabellón de los osos, por el de las fieras y se encontró frente a una jaulita, con un animal horrible, más feo y ordinario que un chancho, probablemente más feroz que el jabalí. --¡Estaba
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RECORRER - Atravesar un espacio por toda su extensión