, sus ojos desorbitados y sus lastimeros balidos; ahora es Brunettino enmudecido, velada su mirada por unos párpados casi transparentes, como de mármol yacente. Le habían pedido al viejo, momentos antes, que sujetara al niño, pero se negó violentamente a tamaña complicidad y se retiró hasta la puerta, apoyandose en la jamba para que nadie saliera sin rendir cuentas de lo que ocurriese. Desde ese momento su mano oprime la navaja, cerrada en el bolsillo del pantalón. «
SON:120.08
NEGARII - Rechazar o no querer realizar una acción