Texto contextualizado: |
tu voz. Por eso debes saber que tu música, dolorida y bellísima, me acorralaba entre los troncos, hasta que siempre acababa topando con el muro de gruesos y musgosos ladrillos que cercaba el jardín; muro que no era posible traspasar. Y allí me quedaba, Francesca, en el último rincón, sobre la gruesa capa de hojas corrompidas del pasado otoño, cercado por los helechos y las yedras. Allí escuchaba sobrecogido las últimas notas del Rinaldo de Händel como un apoteósico |
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